Indigentes: ¿viven o sobreviven?

GAMINES: ¿VIVEN O SOBREVIVEN?

El gaminismo es un fenómeno que ha acompañado nuestra ciudad desde los años 80, es difícil manifestar una causa específica de este hecho, pero está claro que el estado económico, las circunstancias sociales y psicológicas de los colombianos, han ayudado muchísimo en la generación y el aumento de este hecho.

Así, es común que al salir a las calles de barranquilla nos encontremos con diferentes gamines y que inclusive tendamos a clasificarlos como mendigos y creer que todos viven de la caridad pública y mantienen esa actitud mendicante. También los podemos llegar a calificar como ladrones, aunque la mayoría de ellos no acostumbran a robar todo lo que esté a su alcance para nadie es un secreto que necesitan sobrevivir al igual que nosotros, y aquí radica el meollo del problema ¿Intentamos en algún momento dar siquiera un paso inicial para encarar el gaminismo?

Del mismo modo, que te miren mal, con desprecio o con lastima, que te señalen, que te insulten, esas son unas pocas de las tantas dificultades que deben vivir estas personas, a quienes la sociedad los han degradado a la calle, su refugio, su casa, la única madre capaz de tolerarlos, que no los consideran como el resto de los colombianos o barranquilleros: una peste, o criaturas que pasan martirizando el diario vivir de la vía publica de día y de noche. Así son considerados por las personas “normales o racionales”, que haciendo uso de su supuesta estabilidad mental, social y económica sienten el derecho de criticar su forma de vida sin preocuparse cómo ayudarlos a vivir mejor, y hasta de usar los peores términos para designarlos, o peor, degradarlos: Chinos de la calle en 1886, gamines en los años 50, cara sucia en los 70, pelafustán en los 72, mientras que a partir de 1895 les asignaron desechables.

Pero bueno, consideramos que los gamines, los indigentes, desechables, son rechazados y vulnerables por el mundo inmediato que los rodea y que se hace el ciego ante una problemática de vida inminente que sufren día a día. No es la sicología la que ha determinado que una persona que no es aceptada por la sociedad, que es mirada como un bicho raro, es una persona con dificultades sociales que por parámetros propios de su personalidad son diferentes ante los demás, las personas “normales”, mientras que ellos serian “distintos” “anormales” como si alguien tuviese el poder de decir que es lo que está bien y que no en esta sociedad de hipocresías.

Aunque, no solo somos los individuos sociales quienes rechazamos su conducta, además también son los colectivos, las entidades y hasta el mismo Estado, que no proporciona a estas personas un programa valedero que haga cumplir los derechos a la vida digna y a la no discriminación que también tienen los “gamines”. Un gran ejemplo lo tenemos cuando las autoridades de un departamento recogen a un número considerable de esta población y los lleva a un lugar donde no los vuelva a ver jamás. La prueba está en que hace mas de 10 años de Bogotá salían buses cargados de indigentes y los dejaban en el centro. Hace más de 20 años, en a Barranquilla no se veía un indigente por las calles2 hoy usted no pude salir sin que se tope con alguno tendido a la puerta de una iglesia, en algún bulevar, registrando las basura o lavándose en cualquier arrollo. ¿Y qué ha hecho la humanidad por ayudarlos que no sea un absurdo plan de alimentos que no financien por más de una semana u otros planes similares? ¿Porque seguimos dándoles nuestras migajas y limosnas como si fuesen la escoria de la sociedad?